Chile: La Teletón no debería existir

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Me parece bien ayudar a los niños con problemas motrices (y con problemas de cualquier tipo). Me parece bien hacer campañas para recolectar fondos. Estoy de acuerdo con promover una causa de este tipo a través de los medios. Creo con honestidad que un país que trabaja unido consigue más que uno disgregado. Por cierto me refiero al programa televisivo/show y no a la fundación. Dicho eso, una verdad demoledora:

 La Teletón no debería existir.

Detesto su marketing infernal, en su trencito con artistas tratando de reflotar sus carreras hundidas, recorriendo ciudades fantasmas y puebluchos miserables, alentando a personas que viven en economías de subsistencia a donar su dinero.

También detesto las 27 horas de “amor” y la venta de productos de todo tipo (comida, bebida, refrigeradores, seguros, analgésicos, celulares) con el logo, que permiten que las empresas se descuenten millones en impuestos, gracias al “desinteresado aporte”, que en realidad no es tal.

Aborrezco que traten de imponerme un sentido común carente de lógica. Que traten de obligarme a ser “campeón del mundo en solidaridad”, que debe ser el título más patético e indigno que puede tener un país.

A no asumir la responsabilidad del Estado frente al bienestar de sus ciudadanos.

Me río de los pelotudos que se tragan la mierda de la Teletón igual como aceptan muchas otras, sin cuestionamientos, análisis o crítica de ningún tipo.

Mientras me burlo, al mismo tiempo me compadezco, porque ese es Chile, un país donde 75% de la población no entiende lo que lee, donde se dejan cheques en garantía para atenderse en una clínica (si no, te mueres), donde colocan ventiladores para ganado en el metro (sí, son para ganado aunque usted no lo crea) y donde un viejo cabezón dice “denme su dinero” y todo el mundo le hace caso.

Me niego a ser parte de esos chilenos que no votan o no opinan de política, porque el Estado tiene como obligación ser garante del bien común y DEBE hacerse cargo de los costos de la rehabilitación de las personas.

No entiendo como es posible que cada año tengan que salir familias que viven en una situación de pobreza terrible con sus hijos de brazos y piernas deformes, sufriendo y llorando, suplicando la caridad a la persona común y corriente “por favor danos dinero, este hijo podría ser el tuyo y ahí quiero verte a ti, mendigando por una muleta o una hora de terapia”.

Esa amenaza velada es que la mete la mano en tu billetera. El miedo a que algún día te toque, que algún día tu hijo no pueda caminar. Me niego a actuar bajo la presión de una amenaza semejante. (Ver el caso mexicano, muy parecido al chileno).

En Chile hay riqueza suficiente para pagar los tratamientos de rehabilitación de todos los niños y adultos que lo necesitan.

Basta con subir un punto el royalty a las mineras extranjeras para conseguir dinero de sobra.

Pero no, sigamos haciendo algo que soluciona los síntomas pero no la enfermedad.

¿Y los niños autistas? ¿Y los que tienen cáncer? ¿O cualquier otra enfermedad crónica? ¿Quieren ser solidarios?

Existen muchas instituciones que requieren de apoyo, desde las que atienden a niños, a los que atienden a personas de la tercera edad abandonados por sus parientes

¿Por qué no donan horas de trabajo comunitario?

No traten de responder, sé que no pueden. Al menos no de manera coherente. Es más fácil comprar la conciencia tranquila que comprometerse de verdad, que tomar parte y responsabilidad real y hacer algo al respecto.

Teleton desde 1978

Regala tu dinero sin cuestionar nada. ¿O acaso no eres solidario?

No mencionemos nada sobre los trabajadores del Banco de Chile (que hace no mucho tiempo estuvieron en huelga por sus bajos sueldos y bonos), ni las exigencias de Líder y Ripley a sus trabajadores, que deben soportar jornadas extendidas sin pago de horas extras para que la gente vaya y compre más de lo que necesita para “alcanzar la meta”.

Ellos no importan, dejemos que aguanten, como pueden ser tan poco solidarios ¿verdad?

Compremos, aunque sea en cuotas, de todos modos las empresas se descontarán tanto dinero en impuestos como el dinero que donen. Pero ese dinero sale de nuestros propios bolsillos también.

Algunas personas dicen “bueno, que importa, si al final un niño puede caminar gracias a esto”. Si uno considera que el fin justifica los medios, entonces da lo mismo.

Pero si uno no es así de maquiavélico, y tiene un poco de sentido común, debería tomar en consideración que como sociedad hay que enfrentar esta situación de otra manera, porque este circo mediático no es la mejor solución posible.

Es la mejor solución para algunos, no para todos, no para el país en su conjunto y mucho menos para los niños que necesitan alguna clase de apoyo, y en esa categoría quiero incluir a muchas otras organizaciones de ayuda infantil. Porque para mí no tiene sentido mendigar por la salud de las personas con discapacidades físicas mientras las isapres aumentan las utilidades año a año.

En esto, es fácil creer que estoy solo contra el mundo.

Pero la meta de la teletón del año 2012 es $ 21.735.065.277. Quizás les parezca un montón de dinero -y lo es- pero es más o menos el equivalente a un aporte de mil trescientos pesos por chileno.

Tres dólares (poco más o menos debido al tipo de cambio). Es decir, tomen en cuenta el aporte de las empresas, de las asociaciones gremiales, de las familias.

Piensen entonces en cuanta gente no dona un sólo peso, simplemente porque no quiere, no tiene o le da flojera ir a depositarla.

Cruel, pero cierto. No soy el único que piensa lo mismo, somos muchos los que consideramos que la Teleton es inmoral.

El fin justifica los medios

Uno de los argumentos más estúpidos -no, no es “cuestionable” o “debatible”- es que da lo mismo todo lo anterior, porque a los niños los ayudan igual. El fin no debería justificar los medios. No tengo datos fiables sobre cuanto le pagan a los artistas y animadores, aunque creo que es probable que la mayoría lo haga gratis, a cambio de los gastos logísticos; ni si Don Francisco se lleva un porcentaje del total, cosa que es un rumor nunca confirmado ni desmentido; ni sé cuanto del dinero total recaudado se gasta preparando el show del siguiente año, un show saturado de morbo y emotividad que pone en manos equivocadas el resolver una necesidad que cualquier país desarrollado debe atender de forma integral (y nuestro ministro de Hacienda dice que podemos ser desarrollados en menos de cinco años).

Si el problema es que no contamos con leyes e infraestructura que nos permita atender las necesidades de salud de TODOS los chilenos (incluyendo niños con cáncer, síndrome de dawn, autismo, fibrosis quística, quemados y un interminable etcétera), entonces que esa la clase política la que da muestra de una visión de país donde NADIE se quede sin tratamiento porque es demasiado cargo, asuma, en lugar de poner en manos del mercado, el marketing y la televisión la recolección de fondos.

¿Por qué dona la gente?

Desde el punto de vista económico, una donación es un acto absurdo. Hay muchas investigaciones en el campo de la psicología y sociología que tratan de explicar porqué una persona regala dinero en cualquier circunstancia. No hay conclusiones claras al respecto, y el altruismo es todavía un misterio.

En el caso de la Teleton, las empresas donan porque les conviene. Las empresas son entidades dedicadas a maximizar las utilidades, por tanto donar algo de dinero (bien poco y con mucho bombo) les significa aumentar sus utilidades.

Esto es un hecho evidente. Cuando una empresa deje de considerar que gana más plata que la que dona, dejará de auspiciar, punto.

Pero ¿las personas?

No obtienen utilidades, de hecho “pierden” dinero.

A mi juicio hay dos razones. La primera es porque es aceptable desde el punto de vista social.

La Teletón está instaurada como algo noble, bueno y deseable, por tanto todo aquel que done está siendo parte de eso. Esto es sin duda falso, porque la Teletón no es buena.

Cito una columna (Maligna Teletón):

Es un juego vil, que quiere pasarle al mercado de productos y al mercado de la farándula la responsabilidad que todos como sociedad tenemos. No es posible mezquinarle a un niño que la necesita, una silla de ruedas, y es un asco tener que explicarle que su posibilidad de lograrla depende del éxito de un show mediático.

Entonces, la gente dona engañada porque cree que la única forma en que se puede ayudar a los niños con problemas motrices es mediante este circo.

El segundo motivo se deja ver a través de los comentarios de muchas personas que consideran despreciable que alguien cuestione la teletón. El argumento se desarrolla más o menos así:

“¿No te gusta donar? ¿Te gusta criticar a la Teleton?

Espero que tengas un accidente o que tus hijos nazcan deformes y ahí te tendrás que tragar tus palabras”.

Este comentario es indicativo al respecto:

(…)Te deseo un día fatídico en que sufras en carne propia una desgracia que caiga en ti mismo, porque desearlo a un ser querido propio, sería canallesco, para que sientas, insisto en carne propia, lo que es estar en sillas de ruedas, parapléjico o lo que sea…”

Eso damas y caballeros, es el incentivo más poderoso del mundo: el miedo. La gente dona por miedo, esperando que si alguna vez está en situación de necesitar ayuda, esta ayuda existirá.

Simple, directo, evidente: la teleton muestra una y otra vez historias de niños con problemas, de personas que no pueden valerse por sí mismas, haciendo que nos cause pavor la posibilidad de que nos pase a nosotros.

La mejor forma de aliviar ese miedo es corriendo a donar al banco.

Compartir – boolture.com –La moral de los buitres – Teletón – Noviembre 18, 2012

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